“Sabía algunas pocas palabras aquí o allá,” dijo el profesor de español de la secundaria, Antonio Ramallo, refiriéndose a su conocimiento del idioma inglés cuando llegó por primera vez a los Estados Unidos. La historia de Ramallo es un ejemplo de cómo la comunidad diversa e intrincada de WIS se enfrenta a los retos inesperados.
Ramallo comenzó su viaje desde Cuba hacia los EE.UU. en noviembre de 1993, enfrentando desafíos y abrazando nuevas oportunidades.
“Cuando llegué a los Estados Unidos la impresión fue más ‘tipo de películas’… un país muy desarrollado, perfecto, donde todo el mundo vive bien,” dijo Ramallo. “Esta [impresión] sucedió porque fuí directamente para Rochester, una ciudad bastante próspera.”
Recién llegado a Rochester, Nueva York, los recuerdos iniciales de Ramallo presentaban una visión muy unidimensional de los EE. UU., debido a que Rochester era un suburbio típico estadounidense. Había un aura de perfección que fue desvaneciéndose a medida que Ramallo exploró más el país.
“Manejé por todo el sur de los Estados Unidos y entonces vi de verdad [al país],” dijo Ramallo “Que no es el Estados Unidos de las películas de Hollywood. Es mucho más complejo.”
Establecerse en un nuevo país tiene sus desafíos, comenzando por ganar suficiente dinero para mantenerse. Reconociendo ese reto, Ramallo buscó empleo de inmediato.
“Hice todo tipo de trabajos para sobrevivir y para poder insertarme en la vida americana,” recuerda. Ramallo tuvo que desempeñar una variedad de tareas. “Desde limpiar pisos a ser camarero.”
Algunos de estos trabajos obligaban a Ramallo a trabajar jornadas increíblemente largas, horas que hoy en día se consideran inhumanas.
“Mi primer trabajo fue en una pequeña carnicería,” dijo Ramallo. “Entraba a trabajar a las once de la noche y estaba hasta las doce del día.”
Después de establecerse, Ramallo deseó seguir su pasión por la educación. En Cuba, Ramallo había sido un profesor calificado. Su principal desafío que se interponía en su camino hacia sus metas era la barrera del idioma. Sin embargo, contaba con tiempo, dedicación y afortunadamente, algo de ayuda.
“Las muchachas camareras donde trabajaba eran muy agradables y me ayudaban. Ellas veían el interés que tenía para aprender inglés,” dijo Ramallo.
Cuatro años después de su llegada a los Estados Unidos, su inglés había mejorado considerablemente. En 1997, Ramallo empezó a enseñar en la universidad de Buffalo.
Curiosamente, en lugar de aceptarle en el programa de doctorado, la escuela le ofreció un puesto de profesor.
“Cuando hice la solicitud para el doctorado, la universidad me mandó una carta para una entrevista,” dijo Ramallo. “Yo pensé que era precisamente sobre mi aplicación pero no, era para proponerme que enseñase.”
Después de vivir en Rochester por 17 años, se mudó a Washington D.C. y comenzó a enseñar en WIS.
Con todo esto en mente es extremadamente difícil dejar tu país de origen, dejando atrás a tantas personas, lugares y una cultura entera que se extraña profundamente.
Habiendo vivido en Cuba toda su vida antes de emigrar, Ramallo, “[conoce] Cuba muy bien, de punta a punta.” En su juventud, viajó por toda la isla y llegó a conocer muchos lugares diferentes.
La cultura cubana es conocida por su rica diversidad y mezcla de influencias, resultado de la fusión de diferentes tradiciones y raíces. Se caracteriza por ser vibrante, festiva y llena de pasión.
Cuando Ramallo tiene la oportunidad de viajar a Cuba, hay muchos factores que lo atraen.
“Me gusta visitar Cuba porque cuando voy allá está mi familia, cultura, música, comida,” dijo Ramallo. “[Me gusta] cómo las personas se relacionan, esa amistad y simplicidad.”
Él continuó describiendo el fuerte sentido de unidad que comparten todas las personas en Cuba. “Una de las cosas que extraño es… un grupo de amigos compuesto de médicos, ingenieros, arquitectos, profesores,” dijo Ramallo. “Hablábamos de todo, incluyendo de cuestiones políticas.”
En los Estados Unidos, Ramallo se siente más libre, especialmente cuando enseña en WIS. En Cuba, cuando enseñaba, el gobierno solía prohibir ciertos libros o temas para controlar a sus ciudadanos.
“Lo que por un lado pierdo [de irme de Cuba], también lo he ganado aquí en [WIS],” dijo él. “Por ejemplo, la libertad que tengo para escoger los libros que utilizo con ustedes.”
Después de vivir en dos sociedades drásticamente contrastantes, hay demasiadas diferencias para mencionar, pero Ramallo está muy agradecido por su vida en D.C.
“Es bastante diferente pero en realidad la vida que tengo aquí en D.C. me gusta porque estoy haciendo el trabajo que me fascina,” dijo Ramallo.
By Derin Kirtman